UN PACTO CON EL DIABLO

Según la mitología, el sol, visto como una fuerza suprema, simboliza el triunfo de los hombres. Tenerlo presente nos augura un final deseado, acercándonos a nuestra victoria. Tanto es así que por eso a día de hoy el anhelo de todo ser humano, es por tanto, el triunfo, la victoria, y se convierte en una tarea que solo unos pocos logran terminar, pues que hay más difícil que lograr alcanzar el sol….

No obstante solo unos pocos afortunados son los que consiguen elevarse, y tocar esa estrella, la gran mayoría se conforma con verla aparecer todas las mañanas, deseando que día a día, vuelva a ponerse el sol en sus vidas.

Y ¿por qué…? Porque unos llegan y otros se quedan, porque unos triunfan más otros regresan… ¿por qué…? ¿Donde está la respuesta?

La respuesta está aquí, allí, en todas partes, solo hay que echar la vista atrás y ver todo lo que aguarda, todo lo que esconde, esta la tierra que hoy nosotros, los falsos protagonistas, estamos pisando. Esta tierra sabe mucho, dice mucho y calla mucho, por ella han pasado muchas vidas, muchos personajes diferentes, singulares. Han sido enterrados en ella y olvidados a conciencia; pues hoy nadie llora sus nombres, ya nadie los recuerda.

Solo unos privilegiados, unos pocos afortunados, cuyos lazos de la vida eran de color dorado han perdurado en el tiempo, han sido recordados, han sido héroes, guerreros, quizá bandidos o villanos, pero han cumplido en su vida, aprendieron lo necesario, pues ya no pisaran este mundo han sido iluminados, bendecidos con el recuerdo, latentes año tras año. Ese era su destino, más supieron aceptarlo, y con la lección aprendida uno llega a lo más alto.

Si tus lazos no son de oro, si tu destino está empañado, lucha, gruñe, patalea… pero acaba por aceptarlo. Más aprende tu lección y procura no olvidarlo para así volver al mundo sin pactar con el diablo.